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Las damas en tiempos de guerra
Una introspectiva a la mujer maravilla
Cuando uno piensa en La Mujer Maravilla no se le viene a la mente nada mas que una colorida heroína no muy diferente a Superman, Shazam o Capitán Planeta. Esos héroes cuya principal característica es la de permanecer siempre en el estatus que le implican la bondad, la aceptación estética por parte del público y la personalidad tan acartonada que le podrían brindar escritores tan propios como los de la época dorada de los comics.
Con la llegada de autores como Moore, Miller o Ennis junto a la aparición de cineastas de la talla de Burton, Nolan o Snyder, esa imagen heroica fue ampliándose hacia nuevos horizontes y nuevos estilos, quizás unos más oscuros o prometedores que otros pero siempre en el afán por encontrar la seriedad tan autoimpuesta que fueron tomando los héroes a partir de 1984 con la llegada de obras como Watchmen o la aparición de héroes capaces de cambiar las reglas del juego como Spawn, Deadpool, Azrael o las propias reinvenciones de Batman o Superman.


Pero el estatus de la princesa de Temiscira siempre se mantuvo intacto a pesar de obras tan notables como Espíritu De La Verdad, El Circulo o La Princesa y El Poder debido a que este personaje aun no había atravesado la barrera del papel para alcanzar la pantalla grande a pesar de que la pantalla chica si la tenia dominada gracias a la interpretación de Lynda Carter. Todo esto sin mencionar la manera en que su película animada de 2009 logro reivindicar el estatus de calidad que poseía la casa DC en cuanto a obra animadas.

Pero finalmente, setenta y seis años después de su creación, La Mujer Maravilla tiene su propia obra fílmica dentro de los estándares que implican la oscuridad, la seriedad y la grandilocuencia que abarcan este nuevo estilo cinematográfico adoptado por el cine de superhéroes. Pero al intentar adentrar a este estilo colmado de matices oscuro, el colorido aspecto de la princesa termino por revelarnos una verdad ideológica que no teníamos tan en cuenta y que culminaría por ser una irremediable epifanía.
Hablando de la película estrenada a principios de 2017, y sin tomar en cuenta ningún cómic, obra animada o serie televisiva anterior al film.
Diana Prince, “la piedra angular” de la trinidad heroica conformada por ella, Clark Kent y Bruce Wayne. Superman por un lado es un héroe que intentar reprimir todo su poder en batalla mientras que Batman es un renegado de la propia justicia institucional en la que se ve sumergido, por lo cual usualmente lo vemos conteniendo toda su furia. Diana, por otro lado, es una guerrera, así que tiene mucha lógica que la veamos disfrutando de las batallas como si se trataran de bailes y trate a sus contrincantes con un valor proporcional al desafío que puedan brindarle.
Pero esa es una información que obtenemos de ella en la película que, entre otras cosas, se encarga de anticiparla. ¿Qué ocurre si vamos décadas en el pasado a la película que funcionaría como su propia historia de origen?
Películas como Rescatando Al Soldado Ryan o El Pianista, hacen un trabajo brutal en su objetivo como relatar la guerra de una manera autentica, atrevida y cruda.
Ni siquiera nos tenemos que alejar mucho, Capitán América: El Primer Vengador, es otra obra de un superhéroe inmerso en la WW2 y su entorno se encuentra trastocado por los detalles pintorescos de una fotografía neblinosa y todo el aura a lo “Operación Valkiria” que puede emanar de un ambiente como ese. Pero el problema con este último es que toda la premisa de Steve Rogers se encontraba manchado por el idealismo americano y la falta de perspectiva le da un toque propagandístico que uno no se termina de quitar de encima al tomarla como un marco objetivo de la historia.
Y es justamente aquí en donde Wonder Woman brilla con más intensidad, no precisamente por humanizar al Nazi como bien lo habría podido hacer Bastardos Sin Gloria, para nada. La mujer en tiempos de paz no es más que un individuo más dentro de la sociedad. Pero en periodos bélicos, en donde el hombre solo funciona como una maquina táctica, ¿qué es la mujer en tiempos de guerra?

La idea de la mujer cuidando a los niños en el hogar mientras los hombres van a la guerra es una ideología estigmatizada por el antiguo continente. Se asumía que la entidad femenina era mucho más fértil que la masculina y por ende, su valor incitaba a mantenerlas a salvo en el hogar. Solo para los mediados de este último siglo se tendría una idea distinta. Gracias al régimen soviético, con su idea de que, al efectuar el parto y sufrirlo en carne propia, la mujer era capaz de soportar más dolor que el hombre. A partir de entonces no era raro encontrar mujeres en los batallones rusos.
La Diana que encontramos en esta película unitaria para su personaje es una chica joven que emprende un viaje junto a un desconocido, a diferencia de la mujer experimentada que vemos en “Batman v Superman”, esta princesa emana mas inocencia, es mas idealista, más propensa a la empatía.
Pero es justamente ese idealismo el que la hace diferente a los demás héroes, ella no necesita un pasado oscuro o unos orígenes motivacionales para intentar salvar a las personas, simplemente lo hace porque es algo que todos haríamos con los poderes que ella posee, sin la necesidad de ser impulsado por el odio.
Quizás el mayor desacierto seria su contradicción. Nos explican que el mundo no es todo blanco y negro al tiempo que nos dan a entender que la guerra no podría terminar tan solo con la muerte de una cabeza importante porque los hombres pueden morir, pero las ideologías no.
Todo solo para que posteriormente apareciera Ares como el villano sorpresa y se prosiguiera con la misma ideología de la que la película intentaba desligarse.
Sin embargo, así como un gran fallo, la obra también posee un gran acierto y ese acierto no se encuentra ni en la música, ni en los dudosos efectos o las interpretaciones. La verdadera importancia aparece siempre ante nuestros ojos y nosotros apenas podemos notarlo debido a mantenernos al tanto de la historia melosa que nos están contando.
Lo realmente importante es ese diminuto mensaje impregnado en la paleta de colores y de cómo uno puede relacionarlo con el contexto histórico.
El idealismo inocente de Diana se ve reflejado en el brillo de sus brazaletes dorados junto al cuero azulado y rojizo de su traje contrastando completamente con el verde mugroso de los uniformes militares, el marrón del barro por todos lados o el color grisáceo del cielo cubriéndolo todo entre columnas de humo.
Como espectador vi a La Mujer Maravilla adentrándose en tierra de nadie para enfrentarse a un baño de balas y automáticamente recordé tantas imágenes de películas bélicas en donde las presencias femeninas, mas allá de encontrarse detrás de escritorios (o de rifles en casos rusos), sostenían diminutos bebes con sus brazos débiles, sus piernas temblorosas, sus vestidos impregnados de una amalgama entre sangre y barro así como las lagrimas de desgarradora esperanza resbalando por sus mejillas.
Uno se percata de esa imagen y se da cuenta exactamente de esa epifanía de la que te hable antes: La mujer es la esperanza de la vida en tiempos de guerra.

Y aunque que mucho por decir en el tintero, espero que hayas podido notar toda esa esperanza que transmite La Mujer Maravilla y te haya hecho preguntarte como todas esas explosiones se verían entre viñetas y paginas de comics. Puesto que aun hay mucha esperanza por repartir. Eso si… ojalá nunca la veas quitándose los brazaletes o conocerás lo que es una mujer enojada.
Autor: Matias Rohr