Una serie, tal vez no muy conocida, con un humor negro ingenioso que resulta en una muy estructurada crítica a la sociedad. Sin embargo, su punto fuerte no es ese, aquello que convierte esta serie en una obra de arte es la profundidad de su trama. los personajes tienen personalidades bien definidas, reales y cuentan con conflictos personales complejos, pero su característica más fascinante es su gran habilidad para hacer que todos y todas se identifiquen con ellos. Cabe diferenciar esta serie, aunque en un principio puede parecerse, de Los Simpsons, Padre de Familia o similares, ya que a pesar de tener la gran crítica  que mencioné antes, son diferentes en cuanto a sus objetivos. Bojack Horseman se centra en sus personajes y su evolución, cada uno tiene muy bien argumentado cada detalle y sus problemas personales, o más bien espirituales/filosóficos, muestran complejidad y tristeza a partes iguales, y su aspecto más terrible es que son completamente "comunes y posibles". Cualquiera podría llegar alcanzar la depresión, la ansiedad, la soledad o los problemas de autoaceptación que azotan a nuestros personajes día a día, después de todo, son cada vez más comunes últimamente.

 En fin, una serie original de Netflix, bien categorizada como "animación para adultos", que nos recuerda, tal vez y entre otras cosas, al realismo sucio de Charles Bukowski.